Actualidad

¿Puede la Meditación Cambiar el Comportamiento Compasivo?

Mind & Life Blog

por Wendy 
5 de abril de 2013
A la mayoría de nosotros nos gusta pensar que somos personas compasivas y que teniendo la oportunidad, reconocemos el dolor de otro y que nos volcarnos a ayudar. Pero en medio de nuestra vida cotidiana ¿qué tan compasivos somos realmente? ¿Y es esto algo que podemos cambiar nosotros mismos?
Estas preguntas fueron el enfoque de un reciente estudio dirigido por Paul Condon, un estudiante de post-grado en Psicología Social, y el Dr. David DeSteno de la Northeastern University. El experimento brindó a los participantes, ocho semanas de instrucción sobre la meditación. Reunidos durante dos horas a la semana, a la mitad de los participantes se les enseñó técnicas para fomentar la atención, y a la otra mitad fueron entrenados en la compasión. Un grupo comparativo de personas que estaban interesadas en aprender sobre la meditación, también recibieron entrenamiento después que el estudio fue completado.
Después de ocho semanas de instrucción, los participantes tomaron varias pruebas cognitivas, creyendo que el experimento era medir el efecto de la meditación sobre procesos como la atención y la memoria. Sin embargo, el verdadero objetivo era comprender los cambios en el comportamiento compasivo de ayudar. Aquí es donde el experimento obtuvo su inteligencia refinada.
La configuración del proceso fue como se describe a continuación. Cuando un participante llegaba a hacer sus pruebas cognitivas al final del estudio, él o ella entraba en una sala de espera y se encontraban con tres sillas, dos de las cuales estaban ocupadas. Sin que los participantes lo supieran, las otras dos personas en la sala de espera eran “cómplices” -eran colegas que participaron en el estudio, pero que se hacían pasar por transeúntes. Naturalmente, el participante tomaba el tercer asiento y esperaba. Después de un minuto un tercer cómplice, una mujer, aparecía en la esquina usando muletas y una bota para caminar. Ella hacía una mueca de dolor al andar, se detenía cerca de las sillas, miraba su teléfono celular, y luego suspiraba audiblemente mostrando malestar y se recostaba contra la pared. Los otros dos cómplices seguían esperando, sentados. Esta escena se prolongaba por dos minutos más.
La prueba de fuego era conocer si el participante se sentiría movido a responder con compasión, y le cedería su silla a la mujer con muletas. Condon y sus colegas encontraron que había una clara diferencia en el comportamiento: los que habían recibido el entrenamiento en la meditación (ya sea en la compasión o en la atención) eran cinco veces más propensos a ceder su asiento a la mujer con muletas, que los que no habían practicado la meditación. Ese es un enorme efecto.
¿Un pequeño gesto? Tal vez sea así. Sin embargo, hay quienes sostienen que este tipo de medidas de comportamiento podrían ser más significativas que las derivadas de un electroencefalograma o una máquina de resonancia magnética -que indican la forma en que respondemos a nuestros semejantes.
Este resultado es aún más sorprendente si se considera que las probabilidades estaban en contra del participante. “Lo verdaderamente sorprendente de este hallazgo, es que la meditación hizo que las personas estuvieran dispuestas a actuar de manera virtuosa -de ayudar a otra persona que estaba sufriendo- incluso frente a una norma de “no lo haga”, dijo DeSteno.“El hecho que los actores estaban ignorando el dolor crea un ‘efecto espectador', que normalmente tiende a reducir la ayuda.” Tal vez usted ha experimentado este efecto por sí mismo, que es el de sentirse menos inclinado a ayudar a alguien en necesidad, si usted está en plena calle y con otras personas que fingen que la situación no existe. Que estos participantes estuvieran tan dispuestos a ayudar, incluso ante esta presión implícita de permanecer sentados; sugiere un efecto de gran alcance de la meditación en el comportamiento social.
Condon reflexiona: “Sabíamos que la meditación mejora el bienestar físico y psicológico de una persona, pero ahora tenemos evidencia de que la meditación aumenta realmente el comportamiento compasivo.” Aquellos que están familiarizados con la meditación saben que a veces es fácil sentir compasión cuando se está sentado pacíficamente (y solo) en el cojín, pero que es en nuestra vida diaria y a través de las interacciones con los demás, donde el caucho encuentra el camino.
Nosotros, en “Mind and Life” estamos encantados de ver este tipo de investigación, la cual se lleva a cabo sobre los efectos reales de la práctica contemplativa. El estudio de Condon fue galardonado con el Premio de Investigación Francisco J. Varela de “Mind and Life”, y se publicará próximamente en la revista “Psychological Science”. El Co-autor Gaelle Desbordes del Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Boston es también un ganador anterior del premio Varela.
A Condon fue otorgado recientemente un Premio 1440 del “Mind and Life” para poder continuar con este trabajo, el cual junto con el estudio descrito anteriormente conformarán su tesis doctoral. Teniendo en cuenta el papel del “Mind and Life Institute” en su desarrollo profesional, él comentó, "que el Mind and Life ha sido un recurso muy bueno para mí. La comunidad me proporciona una sólida base científica para estudiar la meditación, y la oportunidad de interactuar con expertos en neurociencia y la beca contemplativa. El financiamiento del “Mind and Life” es el que me ha permitido realizar una investigación interesante sobre los efectos sociales de la meditación, la cual no habría podido llevar a cabo de otra manera. En general, probablemente no habría llevado a cabo la meditación como un tema de investigación sin el apoyo de la comunidad “Mind and Life” y estos premios”.
Como en cualquier estudio, este experimento tiene sus limitaciones, y hay que llevar a cabo el trabajo de seguimiento. Un problema potencial es que el grupo de comparación no fue expuesto a las interacciones sociales y a la presencia de un profesor que participara con el grupo de meditación de uns manera semanal. Es posible que el aumento observado en el comportamiento de ayuda, no se debiera específicamente a la meditación, sino a otras influencias sociales. Las medidas indican que tanto los grupos de meditación como los grupos de control, tuvieron niveles similares de interacción social en sus vidas durante el transcurso del estudio; por lo que esta posibilidad es poco probable, pero la investigación futura tendrá que descartarlo de manera concluyente.
Esperamos con interés los resultados del próximo estudio de Pablo, quien extenderá su trabajo para investigar los efectos de la meditación en las respuestas conductuales y fisiológicas de la ira en el mundo real. Esperamos que estudios como éste nos ayuden en el futuro a comprender cómo es que los beneficios de la meditación “fuera del cojín”, pueden aliviar el sufrimiento en la vida cotidiana.
Wendy Hasenkamp, ​​PhD
Oficial Científico Principal, Mind & Life Institute
Traducido al español por Lorena Wong.

"Y Osel me preguntó: 'Tú, Juan, ¿cuánto me quieres?'"

Juan Manzanera, psicólogo y exmonje budista


Felicidad callada:

Un viejo amigo me habla de Manzanera, al que considera un bodisatva", es decir, un maestro de la compasión. La verdad es que transmite serenidad y alegría. Ya no es monje budista. Ser monje budista fue un episodio de su aprendizaje que no se detiene. Me insiste en que la meditación no se aprende en libros: es una práctica, un modo de ejercitar la mente en la atención y la lucidez. Me asegura que las experiencias y preguntas en talleres de meditación le han enseñado más que sus años de monacato. Y que el objetivo de la meditación es claro: ¡es posible sufrir menos y con más serenidad! Lo cuenta en Meditación, la felicidad callada (Dharma).


Desde cuándo medita?
Desde que tenía 22 años, hace ya 32 años.

¿Cuántas veces al día?
Al levantarme, por la tarde, antes de acostarme.

¿Y para qué sirve?
Para sentir dentro de mí un fondo en el que me siento seguro.

¿Seguro ante qué?
Ante el miedo, el enemigo de la felicidad.

¿Miedo a qué?
A no cumplimentar deseos, a estar solo, a ser rechazado... A no existir.

Es verdad: eso da miedo.
¡Y por eso inventamos religiones, ideologías, hermandades y clubs de fútbol!

¿Para sentirnos arropados?
Sí. Pero meditar enseña que no hay de qué tener miedo: descubres que en tu fondo esencial ¡todo está en paz, todo!

Qué estupendo sentirse así, ¿no?
Es la felicidad callada. No depende de comprar o tener cosas. La llevas dentro. Y la meditación te ayuda a recordarla.



¿Es la meditación una tecnología de la felicidad, pues?
Sí: te ayuda a ser lo que eres en tu fondo. Se conoce desde antes del budismo, hace miles de años. ¡Y la ciencia ratifica que funciona!

¿Cómo opera este método?
Enseñándote a focalizar la atención.

¿Focalizarla en qué?
En vez de hacerlo en lo que nos provoca sufrimiento, ansiedad o depresión, se trata de focalizar la atención en lo que proporciona serenidad, satisfacción y plenitud.

¿Es fácil?
Si perseveras, en menos de un año notarás los efectos benéficos.

¿Me garantiza felicidad?
Si padeces una depresión... aprenderás a no identificarte con tu depresión.

¿Cuál es la clave de la felicidad?
Dan la pista los estudios de la psicóloga Laura King: "Lee menos libros de autoayuda y ayuda más a otros". ¡Es la clave!

¿Por qué?
¡Es el modo de salir de uno mismo! Estar demasiado atento a tu ego, pendiente de uno mismo... ¡es un atajo a la infelicidad!

¿Cómo llegó usted a la meditación?
Aprobé todas las asignaturas de primero de Ingeniería, algo muy difícil, pero en segundo curso me sobrevino una crisis galopante.

¿Qué pasó?
Un amigo que terminaba la carrera... cayó en depresión e intentó suicidarse. Me pregunté: "¿Para qué todo este esfuerzo?"

¿Encontró respuesta?
No. Me colgué una mochila y me lancé al camino por Europa, recogiendo fruta... Al cabo de año y pico así, decidí irme a India.

¿Qué buscaba allí?
Llevaba dos años moviéndome, buscando un sentido a todo. Y al llegar a un monasterio cerca de Katmandú, me detuve. Sentí que allí podía encontrar un sentido.

¿En qué se basó?
En la serenidad del lama Yeshe y el lama Zopa. Me enseñaron a meditar. Volví a España y viví en la única comunidad budista que había. Les traje al primer lama... y luego me ordené monje budista en India.

¿Conoció al Dalái Lama?
Sí. Su sola presencia es transformadora.

¿En qué se parecen el monje cristiano y el budista?
En la austeridad, en el celibato, en el estudio, en la oración. Y el monje budista indaga acerca de qué es la realidad, y medita.

¿Y qué le aportó ser monje budista?
Ahondar en el conocimiento de mi esencia.

¿Cómo se alcanza eso?
¿Qué hay en ti que siempre está?

La vida.
¡Muy bien! Esa es la experiencia perenne. Siempre está. Puedes decirte: "Soy la vida".

¿Yo no soy yo?
¿Qué es yo? Trasciéndelo: está la vida.

¿Ha vencido el miedo a la muerte?
Es el cuerpo el que tiene miedo a morir: sentiré miedo si me identifico con mi cuerpo. Pero no si siento que morir es volver a casa.

¿Le ayudó el lama Yeshe?
Mucho. Cuando murió, se reencarnó en el pequeño lama Osel Hita.

Aquel niño de la Alpujarra granadina.
Entre una serie de campanas, ¡reconoció la del lama Yeshe! Fui su preceptor en India.

¿Qué edad tenía el niño?
Unos seis años. Era muy normal, juguetón... Yo le hacía estudiar, disciplinarse...

¿Qué ha sido de Osel?
De adulto lo dejó todo, estudió cine, vive en España y hace años que no nos vemos...

¿Y qué hizo usted?
Siendo niño, el lama Osel me preguntó un buen día algo que me descolocó, que me cambio mi paradigma de monje...

¿Qué le preguntó?
"Tú, Juan, ¿cuánto me quieres?"

¿Y?
¡No supe contestarle, nunca nadie me había preguntado eso en toda mi vida de monje! Dos años después, colgué los hábitos.

¿Y eso?
Sentí que me había estancado.

¿Y qué hace ahora?
Imparto talleres de meditación en España.

¿Cuál es la enseñanza primordial?
Que la felicidad es un estado mental. Y que vale la pena cultivarlo..., sin abdicar de una gratificante vida laboral, social, material... Explico que se trata de "darse cuenta".

¿Darse cuenta de qué?
Sin el "de qué": ¡darse cuenta! Sólo ser consciente del instante presente. De la vida.



Meditar Para Estimular Tu Autoestima

The Huffington Post
Ed and Deb Shapiro
21 de agosto de 2012
Todos nosotros podemos haber tenido tiempos en los que hayamos sido socavados, cuando nuestra creencia en nosotros mismos es conmovida, cuestionada o amenazada, o cuando sencillamente sentimos que nosotros no somos suficientemente buenos. Tal duda puede llevarnos a la desesperanza, inferioridad e incluso, depresión. La falta de autoestima es degradante y no solo un sentimiento fácil.
El Dalai Lama se encontró con un grupo de psicoterapeutas y les preguntó cuál era el tema más común que sus pacientes planteaban cuando acudían a ellos. Estaban unidos en su respuesta: la falta de autoestima. Aparentemente el Dalai Lama encontró esto bastante difícil de creer, dado que la autoestima no es un problema conocido en el Tíbet. Hablamos con uno de sus traductores, que ahora vive con su esposa y su hijo en Londres; Tashi nos dijo que los niños que crecen en el Tíbet son bienvenidos y amados por toda la aldea, lo que encontramos muy diferente a la forma en que se crían nuestros niños en nuestra cultura más orientados dentro del núcleo familiar.
Observamos como un ansioso joven  periodista de CNN le preguntó al Dalai Lama qué era lo primero que pensaba cuándo se despertaba en la mañana. Pensamos que el meditador más famoso del mundo diría algo muy profundo, algo en la línea con querer salvar al mundo de su propia ignorancia. En cambio, el Dalai Lama simplemente respondió: “desarrollar la motivación”. Él dijo que todos nosotros, incluso él mismo, tenemos que ser vigilantes para que nuestras intenciones estén orientadas en la dirección correcta, y cómo desarrollar su motivación a diario le recuerda que debe extender la bondad amorosa y la compasión a los demás. Tal motivación nos lleva más allá de nosotros mismos, para que no estemos limitados por una falta de confianza o autoestima.
Hay dos maneras muy específicas en las que la meditación puede ayudarnos a transformar la falta de autoestima en confianza interior, autoaceptación y creencia en uno mismo.
Primero, nos permite conocernos, acogernos y hacernos amigos de nosotros mismos. Logramos conocer quienes somos y nos aceptamos y abrazamos tal como somos. Pronto encontramos que nuestras dudas, inseguridades o temores son en verdad solo superficiales, cuando comenzamos a conectarnos con un lugar más profundo de verdad, dignidad y autoestima.
En segundo lugar, mientras llevamos aceptación y bondad a todos los aspectos de nosotros mismos, sorprendentemente podemos descubrir una profunda creencia de que no merecemos ser felices, porque no creemos que somos suficientemente buenos, una suerte de cláusula inconsciente de autodestrucción. Pero podemos provocar bondad en esta autonegación y falta de autoestima hasta que tal incertidumbre se disuelve en el amor.
La meditación nos despierta a una interconexión entre cada uno de nosotros, no estamos solos aquí. En cambio, cada uno de nosotros somos parte de este maravilloso planeta, y cuanto más nos brindamos con amabilidad, menos nos centramos en nuestras propias limitaciones. Descubrir nuestra interconexión nos lleva de un lugar de egocentrismo al centrismo de los otros. El Dalai Lama dice que la bondad es su religión.-



Presentando al autor de la obra teatral:Su Santidad el 17mo. Karmapa, Ogyen Trinley Dorje


Con tan solo 25 años de edad, Su Santidad el 17mo. Karmapa Ogyen Trinley Dorje dirige una de las cuatro escuelas más importantes del budismo tibetano y ha surgido, en todo su derecho, como un líder espiritual a nivel mundial. Bajo la protección y cuidado de Su Santidad el 14mo. Dalai Lama, el 17mo. Karmapa está siendo preparado para seguir los pasos del Dalai Lama y para que llegue a convertirse en líder principal del budismo tibetano y de la causa de los tibetanos durante el siglo XXI. El 1er. Karmapa fundó el primer linaje de re-encarnados dentro del budismo tibetano. Hoy en día el 17mo. Karmapa dirige una tradición budista de 900 años de historia cuya fortaleza particular es el enfoque en la meditación y en vivir plenamente los principios budistas de compasión y ecuanimidad en todos los aspectos de la experiencia personal.

Su Santidad el Karmapa focaliza su atención particularmente en hacer disponibles al mundo moderno aquellas enseñanzas budistas auténticas que fueron preservadas en las ermitas ubicadas en las montañas del Tíbet. Es su intención el hacer disponibles estas enseñanzas mundialmente, precisamente en esta era de globalización cuando estas son necesitadas con urgencia. Su Santidad el Karmapa reside en India, sin embargo tiene discípulos en muchos países de habla hispana y ha expresado el tener una conexión muy personal con América Latina. Entre los discípulos directos del Karmapa se encuentran tres monjas budistas de habla hispana que fueron las responsables de traducir la obra al español. Además, Su Santidad específicamente aprobó y bendijo el plan para la gira teatral de esta obra sobre la vida de Milarepa, el gran yogui tibetano. Su deseo ha sido el que la misma llegue a toda América Latina de manera que podamos todos conocer a este gran maestro tibetano y a sus enseñanzas en nuestro propio idioma.
Del libreto original de la obra La vida de Milarepa, se desprende claramente que el Karmapa está comprometido profundamente con la enseñanza fundamental del budismo: que la transformación personal es posible para todos, aún para aquellos que han cometido grandes errores. La vida misma de Milarepa demuestra que la virtud que reside en nuestros corazones espera ser liberada en cualquier momento. Solo requiere una firme resolución desde nuestro corazón, para entrar en un proceso de introspección y para cultivar la compasión incondicional. El Karmapa enseña métodos prácticos para profundizar en ambas, la compasión y la introspección.

Como erudito y maestro de meditación, además de ser pintor, poeta, compositor y escritor de obras de teatro, el 17mo. Karmapa participa de una gama amplia de actividades en las que sus antecesores, los 16 Karmapas anteriores, han participado desde el siglo XII cuando su linaje fue fundado. Como activista ambiental y líder espiritual a nivel mundial cuyas enseñanzas son transmitidas frecuentemente en vivo, Su Santidad promueve, en pleno siglo XXI, el mensaje del Buda sobre paz y armonía.

Una biografía breve de Su Santidad el 17mo. Karmapa, Ogyen Trinley Dorje
Su Santidad el Karmapa nació en la parte oriental del Tibet, según él había indicado durante su vida previa como el 16mo. Karmapa. Durante los primeros años de su infancia, el Gyalwang Karmapa compartió la vida nómada y sencilla de su familia en un lugar remoto de las alturas y mesetas del Tíbet. Cuando tenía apenas 7 años de edad, una comitiva arribó al campamento de su familia. Esta comitiva seguía las instrucciones detalladas contenidas en una carta escrita por su re-encarnación anterior, a través de la cual pudieron dar con el joven Karmapa. La identidad del Karmapa fue ratificada no solo por Tai Situ Rinpoché, Gyaltsap Rinpoché y por otros lamas importantes del linaje Karma Kagyu que hoy dirige el Karmapa, sino también por Su Santidad el Dalai Lama.

Su Santidad regresó con la comitiva al Monasterio Tsurphu en Tíbet central donde fue oficialmente reconocido y donde recibió su ordenación monástica inicial. En ese momento comenzó el proceso inicial de estudio y adiestramiento tradicional para los Karmapas, mientras que casi simultáneamente comenzó a ofrecer instrucción espiritual a otras personas. Su primera enseñanza pública, ofrecida a la edad de ocho años, fue presenciada por más de 20,000 personas en Tsurphu, Tíbet.

Caminando y a caballo a través de las Himalayas.

Sin embargo, a los sostenedores del linaje Karma Kagyu de mayor jerarquía, se les negó el permiso para entrar al Tíbet y transmitirle a él las instrucciones esenciales del linaje, situación que constituyó un obstáculo de naturaleza mayor para el cumplimiento pleno de sus funciones como Karmapa. A la edad de 14 años cuando la situación ya era intolerable, Su Santidad tomó la determinación de escapar del Tíbet, en busca de la libertad necesaria para cumplir con su responsabilidad como líder espiritual y con las responsabilidades del líder máximo del linaje Kagyu.

Cruzó las Himalayas en “jeep”, a caballo, caminando y en helicóptero, llegando Gyalwang Karmapa a Dharamsala, India, el 5 de enero del 2000. Allí fue recibido de manera cálida por Su Santidad el Dalai Lama, con quien Gyalwang Karmapa ha mantenido desde entonces una estrecha relación de mentor y protector. Durante los 10 años en los que ha vivido en India como refugiado, Su Santidad ha recibido adiestramiento monástico y educación filosófica tradicional, mientras que ha recibido, además, educación moderna de manera privada. Cada año, Su Santidad recibe decenas de miles de visitantes de todas partes del mundo en su residencia en Dharamsala.

En defensa de los derechos de la mujer y de la protección ambiental.
Dos temas que Su Santidad ha defendido vehemente son los derechos de la mujer y la protección ambiental. En su afán de proteger a las generaciones futuras, él ha instituido numerosos programas de naturaleza práctica dirigidos al cuidado del ambiente. El 17mo. Karmapa ha invitado a los practicantes espirituales a prestarle atención a los sufrimientos específicos que enfrentan las mujeres. Él personalmente se ha comprometido a luchar para que en el futuro, dentro de la tradición budista tibetana, las mujeres tengan la oportunidad de recibir la totalidad de los votos monásticos.

A partir del 2004, el Gyalwang Karmapa ha conducido y dirigido el Monlam Chenmo Kagyu, evento anual de invierno llevado a cabo en Bodhgaya, India. Este evento atrae a miles de visitantes de muchas y variadas tradiciones budistas de alrededor del mundo. En mayo del 2008, Su Santidad realizó su primer y tan esperado viaje a Occidente, donde pudo visitar su recinto oficial o asentamiento en Nueva York, visitando además muchos de los centros de Dharma bajo su guía espiritual. En noviembre 2009, Su Santidad fue invitado a participar de la Conferencia TED en Bangalore, convirtiéndose en la persona más joven que haya participado de la misma. En enero 2010 en Bodhgaya, más de 12,000 personas asistieron a la presentación de una obra teatral en seis actos, escrita y producida por Su Santidad. En esta obra sobre la vida de Milarepa, combinó elementos tradicionales de la ópera Tibetana y del teatro moderno.

Preservando la cultura tibetana y honrando sus raíces procedentes de la India
De manera paralela a sus esfuerzos por presentar y preservar la cultura tibetana, Gyalwang Karmapa ha viajado a través de la India para participar de la cultura y de la vida espiritual de su hogar adoptivo. Ha inaugurado templos para Sai Baba en Tamil Nadu, ha participado en la conmemoración del centenario de la Madre Teresa de Calcuta y se ha reunido con varios otros líderes espirituales en actitud de respeto mutuo y tolerancia. En señal de reverencia hacia los orígenes del budismo en India, Su Santidad introdujo el uso de las oraciones en Sánscrito durante el Monlan Kagyu, evento masivo de oraciones que él personalmente dirige. Su Santidad también ha tomado medidas para revivir los cánticos ya perdidos dentro de la tradición del budismo en India. Luego de investigar dentro de su linaje de Dharma los textos Sánscritos originales sobre estas canciones sagradas llamadas “doha”, el Gyalwang Karmapa invitó a cantantes clásicos de la India para que interpretaran estas canciones durante la ceremonia apertura de la celebración del Karmapa 900, en  diciembre del 2010. Este evento representa la primera ocasión en que estas canciones sagradas han sido interpretadas en India en más de mil años.

De esta manera, el 17mo. Karmapa se desempeña dentro de un horizonte muy vasto. Sin embargo, sus actos con visión de futuro se fundamentan en un profundo respeto por el pasado.



BIOLOGÍA BUDISTA Y  VICEVERSA





 Por David Barash
The Chronicle 
18 de mayo de 2012


 La conexión (o falta de ella) entre la ciencia y la religión ha sido  debatida desde que la ciencia y la religión existen. Algunos científicos aceptan la sugerencia del difunto Stephen Jay Gould de que no hay una superposición magisterial entre las dos (“NOMA”, por sus siglas en inglés) porque la ciencia y la religión ocupan distintas esferas, la primera concerniente a lo que es, la última a lo que debería ser. Otros (incluso yo mismo) rechazan la NOMA, señalando que la religión a menudo hace afirmaciones sobre el mundo real que no solo se superponen con los de la ciencia, sino que frecuentemente son contradichos por esta última. 

Sin embargo, hay una excepción intrigante: el budismo. Quizá esto es porque el budismo es tanto filosofía como religión, o quizá porque el budismo es de algún modo más “válido” que, dicen, el Gran Árbol de Abraham (Judaísmo, Cristianismo e Islam). O quizá es solo una coincidencia. En cualquier caso, cuando se refiere a la biología y el budismo, el Oriente es todavía el Oriente y el Occidente el Occidente, pero los dos se han encontrado y se llevan remarcablemente bien. En cambio de “NOMA” piensan en una productiva superposición magisterial (POMA, por sus siglas en inglés). Aunque en algunos respectos el budismo y la biología son simplemente incompatibles–particularmente la tradicional insistencia budista sobre la reencarnación y otros varios cuentos de hadas míticos y místicos- la convergencia biología-budismo es tan rica e impresionante que muy pronto estaré escribiendo un libro sobre eso. 

 Por ahora,consideremos solo un ejemplo, la extraordinaria superposición del budismo con la ecología. La gente que sigue un pensamiento ecológico, incluso algunos de nuestros más duros científicos, pueden no darse cuenta de que ellos están también abrazando una antigua tradición espiritual. Muchos de quienes apoyan el budismo –sucumbiendo, quizá, a su chic atractivo de Hollywood- también están adhiriendo a una visión realista del mundo con implicaciones que van más allá de una adoración de vértigo al Dalai Lama y están abrazando más que pegatinas proclamando el apoyo de moda por un “Tíbet libre”. 

 “Si tú eres un poeta” escribe el maestro zen contemporáneo Thich Nhat Hanh, “tú verás que hay una nube en esta hoja de papel. Sin una nube, no habrá lluvia; sin lluvia, los árboles no pueden crecer; y sin árboles, no podemos hacer papel”. El concepto ecológico fundamental es remarcablemente similar al concepto fundamental del budismo: la interconexión y la interdependencia de todas las cosas (prattiya-samutpada en sánscrito; paticca-samuppada en Pali).

Thich Nhat Hanh enseña acerca de “inter ser”, el hecho de que nosotros y todas las otras cosas “inter somos”. En la tradición theravada del budismo, los devotos han sido aconsejados por mucho tiempo a practicar la auto-moderación y la consideración por los otros; en la otra gran perspectiva budista, el mahayana, los seguidores son encarecidos a liberar a todos los seres del sufrimiento. En todo momento, el principio subyacente es la “compasión”, que significa algo bastante diferente a una mera simpatía, ser amable o tener frases bonitas hacia el sentimiento de dolor de los otros. 



El punto de contacto, en cambio, es una enseñanza budista que es lo más difícil para los Occidentales: el concepto del “no yo”. Esto requiere menos negación del sentido común del que uno podría pensar, especialmente es reformulado como “interdependencia” o, traducido algunas veces como “co-resurgimiento dependiente”. En breve, para los budistas no hay yo porque cada uno de nosotros surge en conjunción con otros, dependiente e inseparable de esos otros.  Todo está compuesto enteramente por cosas no autónomas, átomos y moléculas que cada uno de nosotros comparte con todo y con todos. Para los budistas y los ecologistas por igual, todos los seres vivos  se crean a partir de piezas de recambio recuperadas de la misma basura cósmica, de la que “nuestros componentes” son meramente un préstamo temporal, que finalmente será reciclado. La sugerencia budista de que la piel de un organismo no se separa de su entorno, sino, más bien, que se une a él, podría muy bien haber provenido de un “maestro” de ecología fisiológica, que no existía 2000 años atrás. 






Meditación. 
8-Abril-2012



Meditación: Cultivo de la atención y balance emocional.
Esto significa, “adquirir familiaridad”. Es una manera de ser, utilizar nuestros pensamientos y emociones, una manera de percibir el mundo.

La Meditación puede transformar obsesión en satisfacción, agitación en paz, odio en compasión…
El cerebro se transforma constantemente con nuevas experiencias, generan nuevas neuronas y conexiones entre ellas a lo largo de nuestra vida: Neuroplasticidad.
La Meditación puede estructurar nuestro cerebro y modificarlo, haciendo más fuerte los circuitos cerebrales (emociones, concentración, atención, compasión, felicidad).
La Neurociencia, que también estudia el comportamiento animal, estudia los cambios estructurales y funcionales del cerebro. La parte contemplativa estudia las consecuencias de la Meditación. Se puede aumentar la actividad eléctrica, en la potencia gama, relacionada con procesos cognitivos del cerebro.
La Meditación positiva incrementa la producción de anticuerpos, el nivel de telomerasa (enzimas que evita el envejecimiento de las células), disminución de comportamientos neuróticos y emociones negativas. Equilibra el estrés, hábitos alimenticios, dolor crónico…
Por tanto, la Meditación puede beneficiar la sociedad y las instituciones deberían de apoyarla, mejorando la salut mental de jueces, economistas, policías…

El estrés psicológico y físico es muy común en las ciudades modernas. La meditación es una manera útil para el desarrollo personal y emotivo. También puede ser la mejor manera de ser más feliz, conviviendo con el sufrimiento.
Para practicar la meditación, no es necesario ser budista. La mente se volverá más pacífica, más enfocada y logrará un poco de claridad en la vida. Sin embargo, el beneficio final dependerá de la motivación.

Autor: Ferràn Vilageliu 

No hay comentarios:

Publicar un comentario