martes, 4 de diciembre de 2012


La Única Solución Para La Cuestión Del Tíbet


DNA | Por Claude Arpi
29 de noviembre de 2012

El Dalai Lama está en la ciudad. Tuve que viajar a Bangalore cuando escuché que el Dalai Lama estaría en la ciudad por 2 días. Inmediatamente, pensé que debería tratar de tener su darshan; la forma más fácil era asistir a su conferencia sobre “ciencia y religión” organizada en la Universidad de Cristo.
En los últimos años, cada vez que he asistido a una charla pública del líder tibetano, he quedado sorprendido por su inmensa popularidad; algunos observadores han hablado de un “pop star”.No es una correcta definición, ya que le falta el “culto al ego” de las estrellas pop; por el contrario, él se mantiene como un “simple monje”.

Cuando arribó al lugar, a pesar de las medidas de seguridad del personal de la Universidad y de la policía, la multitud se volvió loca. Los fotógrafos fueron lo peor; siempre me maravilla su personal de seguridad por mantener la calma en el cuerpo a cuerpo.

El Auditórium de 2000 asientos que estaba lleno hasta el tope, de pronto se quedó en silencio cuando él comenzó a hablar. El líder tibetano comenzó con una pequeña encuesta. Preguntó cuántos en el auditórium tenían menos de 20 años; muy pocas manos se levantaron. Luego, entre 20 y 25, y la mayoría de las manos se levantaron. Él continuó, ¿encima de 60? Unos pocos honorables profesores, reconocieron su antigüedad. Entonces, él levantó su mano para indicar que tenía más de 70. Un par de altos miembros de la facultad y el vice-canciller admitieron estar en la última categoría. Él comenzó a reír y dijo: “el mundo no nos pertenece a nosotros, porque nosotros pertenecemos al siglo pasado; la mayoría de los problemas presentes (citó particularmente los temas medioambientales) han sido creados durante el siglo pasado por nosotros “la gente vieja”; depende de ustedes ahora rectificar estos dilemas. Continuó: “el siglo 21 les pertenece a ustedes, es vuestro deber cambiar al mundo; no piensen que vuestra sola voz no puede hacer nada; ustedes deben y pueden hacerlo”.

Una vez más citó la polución ambiental, la corrupción, la violencia, el odio y la desigualdad social como los principales temas a “cambiar”.
Insistió que el cambio puede suceder solo a través del amor, la compasión y el entendimiento de los “otros”. Le contó una anécdota a la audiencia: un día, una refugiada cubana vino a verme y me dijo que era cristiana y todos los días rezaba para que Fidel Castro partiera de este mundo; pero en su oración, ella le pedía al Señor que encontrara un lugar para el máximo líder en el Paraíso. Era el modo correcto, explicó el Dalai Lama “ustedes deberían rezar incluso para que la vida de vuestro enemigo termine pacíficamente”.

Pensé para mí mismo que sería una buena forma de resolver la cuestión tibetana, si todos los líderes del Partido Comunista de China fueran enviados al Paraíso. Pero con mi mente menos compasiva, inmediatamente pensé que los líderes como Jiang Zemin o Li Peng, continuarían ciertamente moviendo algunos hilos desde su Paraíso (Marxista).

Los estudiantes estaban embelesados. Al fin había alguien que les hablaba a su latente idealismo y altas aspiraciones por un mundo mejor; y esto, en simples palabras.

La siempre creciente popularidad del líder tibetano en India y el extranjero plantea la cuestión de la situación en su patria. Uno no puede dejar de pensar: ¿qué pasaría si al Dalai Lama le fuera permitido retornar al Tíbet (incluso por una breve visita)? Uno todavía tiene en mente las escenas cuando 3 delegaciones de investigación de Dharamsala visitaron Tíbet en 1979-80.

Enormes multitudes se reunían dondequiera que ellos fueran, incluso en las más remotas áreas nómades; ellos rodeaban a los delegados para tener un darshan cercano de los enviados del“dios viviente” (o más exactamente, la encarnación de Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la Compasión); el cabello de los pobres delegados fue jalado para ser tenido como reliquia, sus chubas (vestimenta tradicional tibetana) desgarradas; los nómades locales comieron el polvo de las ruedas de los vehículos de los enviados como prasad. Considerando que la mayoría de los 85 tibetanos que se han inmolado, dejaron notas antes de su gesto fatal pidiendo por el retorno de su líder, uno puede imaginar que pasaría en el Tíbet.

Al mismo tiempo, el Dalai Lama es el único líder que puede detener que Tíbet siga ardiendo y China desintegrándose. ¿Cuántos en el politburó se dan cuenta de esto? Quizá, el próximo presidente Xi Jinping lo haga; pero ¿él será capaz de tomar junto a sus colegas el “camino medio” de la reconciliación? ¿Algunos piensan todavía en usar más fuerza para reprimir a las “inquietas minorías”?pero ¿la fuerza ha funcionado desde 1959? ¿Está allí una solución realista?

Sí, Xi Jinping, cuyo padre Xi Zhongxun conoció bien al Dalai Lama en la década de 1950 y principios de los sesenta, debería encontrarse personalmente con el líder tibetano en una embajada extranjera de China (o India) y tener una discusión preliminar con el Dalai Lama para preparar una hoja de ruta para detener las inmolaciones y llevar a cabo una reconciliación genuina entre Tíbet y China.

¿Tendrá Xi hijo el coraje de dar este paso? ¿Le será permitido por su nuevo politburó? ¿Qué otra chance tiene China?
Como la cubana refugiada, recémosle a Dios (o a Buda) para que apoye una solución en la que todos ganen. No es una tarea fácil, ni siquiera para Dios.- 

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