Xi Jinping deja claro quien manda en China.
20 de agosto 2014
Pepito Grillo Buxadera
Hace unos días se hizo finalmente pública la caída en desgracia de Zhou Yongkang, antiguo hombre fuerte del Partido Comunista de China y político al cargo del poderoso aparato de seguridad del país.
Se trata del cargo investigado por corrupción más alto de la historia de la República Popular de China, y sin duda otro golpe sobre la mesa de Xi Jinping para dejar bien claro quién es el que manda en Zhongnanhai.
Aunque todavía está por ver los cargos que caerán sobre Zhou Yongkang y quien más le acompañará en su caída, aquí van algunas reflexiones sobre la figura creciente de Xi Jinping:
1 - Xi Jinping continúa reafirmando su figura de político empeñado en limpiar el Partido Comunista de China (PCCh).
Desde que llegó al poder a principios de 2013, el nuevo presidente se ha puesto como meta prioritaria luchar contra la corrupción, y el largo número de políticos investigados durante estos últimos meses le han valido el aplauso de la ciudadanía. La prueba definitiva ha sido Zhou Yongkang, supuestamente un intocable con el que Xi Jinping también se ha atrevido.
Normalmente, en el extranjero no se le suele dar demasiada importancia a esta lucha contra la corrupción, que casi siempre se presenta (con razón) como una lucha intencionada y partidista para librarse de sus enemigos políticos. A los ciudadanos chinos, sin embargo, Xi Jinping les está cayendo bien por esta aparente batalla sin cuartel contra la corrupción, y prácticamente todo el mundo y en todas las provincias se han dado cuenta de que los gobiernos locales despilfarran mucho menos dinero desde que él se convirtió en presidente. Uno de los adjetivos que más se escucha entre la gente de la calle al hablar de Xi Jinping es que es muy xianshi (现实), que se podría traducir como realista pero que también implica cierto grado de honestidad.
Xi Jinping dijo al poco de llegar al gobierno que iba a cazar tanto moscas como tigres, y de momento lo está cumpliendo. El pueblo chino quiere sangre, y él se la está dando.
2 – Xi Jinping, el político chino con más poder desde Deng Xiaoping
Si alguien hubiera planteado en 2010 o 2011 que el “a punto de llegar” Xi Jinping se iba a atrever con Zhou Yongkang, probablemente ninguno de los especialistas en política china le hubiera creído. La reglas no escritas decían que una vez que un político había llegado al politburó permanente (antes nueve personas, ahora siete), su futuro estaba asegurado al calor de la estabilidad y el buen nombre del Partido.
Xi Jinping, sin duda con apoyos del resto de hombres fuertes del PCCh y aprovechando el escándalo de Bo Xilai, ha decidido romper las reglas del juego y dejar claro quien manda en la China actual. Si su temprano nombramiento al frente del ejército ya supuso en su momento una señal clara de que su poder iba a ser muy pronto superior al de Hu Jintao, con la acción contra Zhou Yongkang parece confirmarse que estamos ante un líder ambicioso dispuesto a romper con el inmovilismo y marcar escuela.
3 – Las reformas económicas están en camino
Si bien esta lucha contra la corrupción controlada y dirigida por el Partido (y no por los ciudadanos o los medios de comunicación, que siguen como mínimo igual de controlados que antes) tiene un efecto mediático muy positivo para Xi Jinping, la larga lista de políticos caídos en desgracia también está sirviendo para consolidar la base de poder del nuevo presidente chino. Una vez que consiga librarse de las facciones reacias al cambio, es de esperar que el nuevo gobierno comience a aplicar las tan anunciadas y necesarias reformas económicas.
En este sentido, es bien sabido que Zhou Yongkang estaba ligado al sector del petróleo y la energía, uno de los ámbitos más importantes si China quiere avanzar en el cambio de modelo productivo y la internacionalización de su economía. Las empresas de propiedad estatal son también otro de los sectores que siempre están en el punto de mira, así que las reformas económicas podrían empezar por aquí.
Si Xi Jinping quiere convertirse en el nuevo Deng Xiaoping, no sólo tendrá que luchar contra la corrupción, sino también aplicar reformas económicas más ambiciosas.