viernes, 29 de junio de 2012

MONJE TIBETANO COMPARTE IDEAS SOBRE LAS AUTOINMOLACIONES


Por Kai Küstner  | DEUTSCHE WELLE
28 de junio de 2012

Más manifestantes tibetanos se han prendido fuego este año que nunca antes, en una de las olas de autoinmolaciones políticas más grandes en la historia reciente. Un monje tibetano en el exilio habla sobre el tema.
Dos nuevos casos de autoinmolaciones de tibetanos han surgido en los últimos días. Es un desarrollo que los exilados tibetanos en Dharamsala, la residencia de su líder espiritual, el Dalai Lama, están siguiendo con creciente preocupación.
La cantina en el campo de refugiados para los tibetanos que han huido de China es tan grande como un estadio de deportes. Una gran foto de un Dalai Lama sonriente cuelga en la sala donde 500 tibetanos exilados por lo general se reúnen para comer. Pero solo cinco están allí en este día en particular.
 “Antes del levantamiento en Tíbet de 2008, tomábamos entre 2000 y 3000 refugiados por año” dijo Mungyur Yondon, quien trabaja en la cantina. “Pero la situación se ha vuelto muy tensa desde entonces. El gobierno chino ha establecido guardias de frontera adicionales, y llenado de militares la región. Así que es muy difícil pasar”.
Peligroso y caro
Solo dos exilados tibetanos viven ahora en el centro de refugiados recién construido en el norte de India, diseñado para acoger a 500 personas. El viaje sencillamente se ha vuelto demasiado peligroso y caro.
Gayrong Chonphel es uno de los monjes que arriesgó su vida y tuvo éxito. Ahora él quiere decirle al mundo lo que sucedió en su monasterio en su patria.
“El ejército y la policía ocuparon el monasterio en 2008 para hacer cumplir el llamado “plan de reeducación”, dice. 
Ellos le exigieron que renunciara al Dalai Lama, recuerda Chonphel, quien, como todo monje, se refiere con reverencia al líder espiritual como “Su Santidad”. Los chinos, por el contrario, lo llaman un terrorista que ha forzado la secesión en Tíbet.
Chonphel decidió huir y esconderse durante meses en los bosques.
“Mejor estar muerto”
 “Los tibetanos han visto con sus propios ojos cómo su cultura está siendo forzada a morir, y su idioma, también” dice Chonphel. “Algunos sienten que es mejor estar muerto que ver que esto pase. Esa es la razón de las autoinmolaciones. Yo también he sentido esta depresión”.
Rociar combustible sobre uno mismo y encender un fósforo es una trágica forma de protesta tibetana que a menudo termina en una dolorosa muerte. Nunca se han visto tantas autoinmolaciones como este año. Se encienden velas en Dharamsala por cada autoinmolación.
“Como ser humano, tú tratas de disuadirlos” dice Lobsang Sangay, primer ministro del gobierno tibetano en el exilio. “Como budista, oras por ellos. Y como tibetano, muestras tu solidaridad con sus razones”.
Las autoinmolaciones han llevado al gobierno chino a una difícil situación. Es bajo presión que siguen un curso diferente al del que el Dalai Lama ha elegido y está siguiendo, el llamado camino del medio en el diálogo con China.
Todavía un sueño
 “Mi trabajo es lo suficientemente duro sin añadir más dificultades” dice Sangay. “Nuestra posición es muy clara: estamos a favor de  la no-violencia y la democracia, sin concesiones”.
Aunque los monjes budistas tibetanos puedan practicar su religión sin mayores restricciones en India, la meta de cada uno es volver al Tíbet del otro lado de los Himalayas, algún día, dice Chonphel.
Pero el monje había recibido justo un mensaje de su familia en Tíbet, diciéndole que el retorno en el momento, no es posible. Por lo tanto él debe aceptar que el retorno es todavía un sueño… por ahora, pero no para siempre.-

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