“Gracias Partido Comunista De China”
3 de julio de 2012
Cuando era un niño creciendo en el Tíbet bajo China, la primera canción que aprendí fue El Oriente es Rojo. Era una de las canciones más populares, alabando a Mao y al Partico Comunista Chino (el PCC). Esta fue adaptada –como la mayoría de las canciones de propaganda comunista- de una canción granjera tradicional de la provincia china de Shaanxi. Mi padre que podía leer chino, le enseñó las palabras a mi madre para que ella pudiera recitarla, cuando los líderes de la comuna hicieron inspecciones al azar para comprobar si los aldeanos habían memorizado las letras.
“El este es rojo, el sol está saliendo.
China ha dado a luz a Mao Zedong.
Él ha traído felicidad a la gente
Hurra ¡él es el gran salvador del pueblo!
Una anciana de una aldea cercana había cantado una vez por casualidad una canción tradicional con la letra: “Oh montaña blanca del oeste, muévete a un lado para que el sol no se ponga demasiado pronto”. Fue acusada de cantar una “canción reaccionaria” en elogio del imperialismo occidental y fue tratada en una athamzing -sesión de lucha- durante la cual los acusados eran públicamente humillados y a menudo golpeados.
Cuando el Ejército Popular de Liberación marchó por primera vez al Tíbet en 1949-50, el recién victorioso PCC ya había perfeccionado las canciones de propaganda como un medio de educar a las masas sobre las virtudes de su versión del socialismo, y legitimar su ocupación de Tíbet. La música podía superar la barrera del idioma y tenía el poder de transmitir inmediatamente el mensaje político. Tomando el ejemplo de Lenin, quien dijo que la literatura y el arte eran “un tornillo en la maquina entera”, los chinos comunistas han empleado la música como un componente central de la propaganda del Estado con gran efecto.
Una de las primeras “canciones rojas” específicamente compuestas para celebrar la “liberación” del Tíbet del servilismo feudal y los “imperialistas” fue la Canción de Lavandería. Como todas las otras canciones de propaganda, la Canción de Lavandería se ejecutó en reuniones masivas a través del Tíbet y sonaba sin cesar a través de altoparlantes instalados en lugares públicos estratégicos. Un video musical de 1964 de esta canción fue ampliamente exhibido y distribuido.
Estas campañas masivas de canto y danza fueron organizadas para diseminar la ideología política a través de las letras y convencer a la gente de los supuestos beneficios que el PCC había traído.
Los grupos de danza –la mayoría compuestos por jóvenes tibetanos llevados a China y entrenados para cantar en el estilo de la ópera china- fueron formados en todos los distritos tibetanos, y esos grupos viajaron a las remotas aldeas tibetanas y a campamentos de nómades para escenificar versiones al estilo chino de música tradicional. Ellos estaban (y todavía están) vestidos con trajes híbridos que se hacían pasar por vestimenta tibetana tradicional.
Recuerdo un grupo de danza viniendo a nuestra aldea en el Tíbet central. Todos debíamos reunirnos en la plaza de la aldea, donde el grupo representó varias canciones muy teatrales con un cantar muy agudo acompañados por fuertes gongs y címbalos. Una de las canciones que realizaron mostraba a un tibetano viejo de pelo blanco y a unos pocos jóvenes que le cantaban:
“El sol ha brillado sobre las montañas nevadas
Y una Nueva China ha surgido
Abuelo, ven rápido, ven rápido”
En respuesta, el anciano decía:
“¡Oh sí! ¡Sí!
Una nueva China ha nacido
¡Qué bueno!
¡Qué bueno!
Después de mis casi tres décadas en el exilio, todavía recuerdo la letra de esta canción en las representaciones públicas, el único entretenimiento que teníamos en aquellos tiempos de privaciones. Este era el más insidioso asalto sobre la identidad tibetana. Esto imprimía sobre las mentes tibetanas la idea de una Nueva y Mejor China bajo el benevolente liderazgo del PCC a través de canciones repetitivas y simplistas.
Durante la Revolución Cultural de Mao (1966-76), cada aspecto de la cultura tibetana llegó a un punto muerto. Las artes escénicas tradicionales fueron completamente prohibidas. Incluso los grupos de danza fueron obligados a cantar solo canciones comunistas aprobadas por Beijing. Fue durante ese tiempo que recuerdo a mi madre memorizar en voz alta la letra de El Oriente Es Rojo.
Como mi madre, generaciones de tibetanos han crecido cantando estas canciones sin siquiera saber qué significaban las letras. Pero a través del canto continuo y la asistencia diaria a reuniones políticas, después de cada día de trabajo, se les hizo encontrar un significado a estas palabras.
Mientras sus propias canciones tradicionales y música estaban desapareciendo, los tibetanos han estado inconscientemente programados para encontrar significado en este aluvión de canciones de propaganda que ellos aprendieron a cantar en chino. Es este hábito inculcado de encontrar significado en lo que no lo tiene, que ahora posa el más grave peligro para la identidad tibetana.
El impacto es particularmente insidioso para la nueva generación de tibetanos que no han experimentado el terror de la invasión y la ocupación china de Tíbet en la década del 50 ni el horror diario de la Revolución Cultural. Todavía ellos están continuamente bombardeados con la versión del Partido de la historia. Ellos ven a Mao como un líder benevolente que unió a China y “liberó” al Tíbet de los “señores feudales”. He tenido algunos dolorosos y acalorados debates con amigos que han escapado recientemente de Tíbet. Ellos acusan a los tibetanos aristócratas y a la comunidad monástica de dirigir un orden social corrupto y opresivo que de algún modo autorizó una “liberación” militar por un poder extranjero.
Lista siempre creciente
En el mundo globalizado e interconectado de hoy, el PCC todavía dicta diariamente a los tibetanos, cuales canciones se les permite escuchar y cuales canciones no deben cantar.
Mientras promueven descaradamente cantantes “patrióticos”, tales como Tseten Dolma, la veterana “ruiseñor” comunista y Sonam Wangmo, una mascota tibetana para el Ejército Popular de Liberación a la moda y con estilo de la nueva generación, el PCC no deja piedra sin remover en la reducción, persecución y encarcelamiento de aquellos que fallan en reforzar su mensaje.
En enero de 2010, las autoridades sentenciaron al cantante Tashi Dhondup a 15 meses de “reforma a través del trabajo” por su álbum musical, Tortura sin Rastro. Dhondup fue liberado en febrero de 2011. Antes, en marzo de 2008, otra joven cantante tibetana, Dolma Kyi de Golog en el Tibet Oriental, fue arrestada por componer y cantar “canciones reaccionarias”. Decenas de cantantes han sido arrestados desde 2008 con tales cargos. En mayo de 2010, 27 canciones populares en idioma tibetano fueron clasificadas como prohibidas en Tíbet, ya sea en formato de audio o discos de video, o archivos digitales o en teléfonos celulares. “Cualquiera que posea música o videos ilegales será tratado con severidad”, advirtieron las autoridades.
Al igual que la lista de palabras bloqueadas en la Internet de China, la lista de canciones prohibidas en Tíbet se vuelve más grande cada año. A partir de este año, incluye Shabalep, prohibida por la Oficina de Información del Consejo de Estado de China el 2 de abril, y Los Sonidos de la Unidad. Los tibetanos están prohibidos de escuchar estas canciones o almacenarlas en cualquier aparato electrónico.
Shabalep, un rap sensación en youtube en elogio a un snack popular (Shabalep también significa “palmada en el trasero”) parece una inofensiva expresión de la identidad tibetana que uno pudiera desear, mientras Los Sonidos de la Unidad de Sherten, un reconocido músico de Amdo en el este del Tíbet, llama a los tibetanos a la unidad. “”Si te importa el futuro de nuestra gente/Las tres provincias deberían unirse…” canta Sherten.
Los campos de batalla en los que el PCC trata de controlar los pensamientos del pueblo tibetano, y hacerles creer en la legitimidad de su control sobre Tíbet, se han desplazado a este nivel de micro gestión de representación y simbolismo. Beijing afirma que cualquier identidad única que vaya contra el pensamiento Marxista-Leninista y el de Mao Zedong es “reaccionaria” y “contrarrevolucionaria”. En este sentido Beijing ha reprimido al budismo tibetano, al Falun Gong y gastado enorme cantidad de energía y recursos para reescribir la historia completa tibetana y china para que encaje en los “ideales” comunistas. Además, en su afán por convertirse en líder mundial a la par de Estados Unidos y Rusia, el PCC no tolera ningún desafío a su narrativa e imagen oficial.
Las reacciones del liderazgo chino a las canciones tales como Shabalep, y la medida en la que ellos están listos para acabar con cualquier voz y representación colectiva tibetanas, de todas formas silenciadas, indica la paranoia y el ridículo nerviosismo de Beijing, lo que es impropio de una aspirante a superpotencia. Este enfoque también lo hace a sí mismo sorprendentemente vulnerable a la subversión y al ridículo en este nivel.
Mientras el PCC celebró su 90º aniversario el 1º de Julio, el aparato entero del departamento de propaganda está en acción para re empaquetar y traer aquellas “canciones rojas” de principios de los 50 y de la era de la Revolución Cultural otra vez a la vida. Estas canciones están re masterizadas y en su mayoría son vueltas a cantar por una nueva generación de cantantes chinos y tibetanos aprobados por el Estado.
El relanzamiento de estas “canciones rojas” a una escala masiva y haciendo que los tibetanos de todos los niveles memoricen las letras al tocarlas hasta la saciedad, sigue siendo preferida y es el método perfecto de propaganda de Beijing en la era digital. Al igual que mi madre, que memorizaba las palabras de El Oriente es Rojo, sin entender lo que significaban las palabras, una nueva generación de tibetanos está siendo empujada a hacer lo mismo. En efecto, esta es otra revolución cultural. Mi sobrina y sobrinos, que viven en el mismo pueblo donde nací yo hace más de tres décadas, todavía cantan la canción de lavandería en la escuela.
¡Hey!
¿Quién nos va a ayudar con la cosecha de cebada?
¿Quién nos va a ayudar a construir casas nuevas?
Es el querido Ejército Popular de Liberación
La estrella salvadora del Partido Comunista
Muchas gracias, Partido Comunista que salvas la vida
Sin la libertad de conocer su cultura y sin acceso a su rica música tradicional, que está desapareciendo rápido, los niños en Tíbet hoy son abandonados a dar tumbos en un “Nuevo Tíbet” dominado por “la Nueva Mayoría”.
La lucha por la libertad es una lucha de representación, identidad y la cultura que une a un pueblo. En este sentido, la música es un factor primordial uniendo a la gente para resistir la ocupación. Hay un verdadero peligro de que en una generación o dos, la juventud en Tíbet no pueda escuchar más canciones sobre las montañas, los ríos y el paisaje impresionante del Tíbet, en su propio idioma.
Cuando ese día llegue, los tibetanos estarán hablando en un idioma que Beijing no puede entender y no entenderá y cantando canciones que el PCC nunca comprenderá.-
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