viernes, 31 de agosto de 2012

VISIÓN: ¿Tiene el nuevo líder de China una debilidad por el Tíbet?

 
REUTERS
Por Benjamin Kang Lim y Frank Jack Daniel
BEIJING/DHARAMSALA
Agosto 30, 2012
 
Durante décadas, Beijing ha sostenido que el Dalai Lama es un separatista, pero el líder espiritual del Tíbet una vez tuvo una relación especial con el padre de Xi Jinping, el hombre en línea para convertirse en el próximo presidente de China.
 
Pocas personas conocen que Xi, cuyo ascenso al liderazgo es probable que sea aprobado en el congreso del Partido Comunista a fines de este año, piensa en Tíbet o en el Dalai Lama.
Pero su difunto padre, Xi Zhongxun, un ex vice primer ministro liberal, tuvo un estrecho vínculo con el líder tibetano quien una vez en la década de 1950, le dio a Xi un costoso reloj, regalo que el alto funcionario del partido todavía usaba décadas más tarde.
 
El Dalai Lama, de 77 años, recuerda al viejo Xi como “muy amistoso, comparativamente de mentalidad más abierta, muy agradable” y dice que en ese entonces solo les dio relojes a los funcionarios chinos que sentía cerca.
 
 “Nosotros los tibetanos, obteníamos esas diferentes variedades de relojes fácilmente desde India. Entonces tomamos ventaja de eso y le entregábamos relojes a algunas personas con las que sentíamos una suerte de sentimiento cercano, como un regalo” dijo el Dalai Lama en una entrevista en el pueblo indio de Dharamsala, capital para los tibetanos exilados en las laderas de los Himalayas.
 
El Dalai Lama le obsequió el reloj al viejo Xi en 1954, durante una extensa visita a Beijing. Xi era uno de los funcionarios que pasaron tiempo con el joven Dalai Lama en la capital donde él estuvo cinco o seis meses estudiando chino y marxismo.
 
El Dalai Lama huyó a la India cinco años más tarde, después de un levantamiento fallido contra el gobierno comunista, pero en 1979, Xi padre todavía usaba el reloj, de marca y estilo que el Dalai Lama ya no puede recordar.
 
Xi padre fue una paloma en el partido, defendiendo los derechos de los tibetanos, los uigures y otras minorías étnicas. Él también se opuso a la represión del ejército en 1989 contra las protestas estudiantiles en Tiananmen y estuvo solo en criticar el despido del jefe liberal del Partido, Hu Yaobang por parte de la Vieja Guardia en 1987. Xi padre murió en 2002.
 
El Dalai Lama nunca se ha encontrado con Xi hijo pero su cariño por el padre es, para algunos, una señal de que el próximo líder de China podría adoptar un enfoque más reformista hacia Tíbet, una vez que suceda formalmente al presidente Hu Jintao, el próximo marzo. Algunos esperan que sea más tolerante con los uigures musulmanes, en la región occidental, y también con Taiwán, la isla gobernada independientemente que China ha prometido tomar nuevamente, por la fuerza si fuera necesario.
 
 “Para entender qué clase de líder será Xi Jinping, uno debe estudiar (las políticas) de su padre” dijo Bao Tong, en un tiempo uno de los principales asesores para expulsar al jefe del Partido Zhao Ziyang. Bao fue encarcelado por siete años por simpatizar con las manifestaciones estudiantiles por democracia que se centraron en la Plaza Tiananmen, en 1989.
 
“Ningún comunista (chino) traicionará a su padre” agregó.
 
¿De tal palo, tal astilla?
 
Xi padre es visto favorablemente por los líderes de China con planes ya hechos para celebrar su 100º aniversario a mediados de octubre del próximo año con una ceremonia en la Gran Sala del Pueblo y editoriales y comentarios en la prensa estatal elogiándolo, dijeron fuentes con lazos con el liderazgo.
 
Pero incluso si Xi hijo quiere seguir un programa de reformas, es probable que deba esperar el momento oportuno.
 
“La clave es si Xi Jinping siente confianza en la consolidación de su poder” dijo Lin Chong-Pin, un ex ministro de Defensa de Taiwan y estudioso de la política de China quien ahora enseña en la Universidad de Tamkang de Taipei.
 
Lin agregó, sin embargo: “Habrá una política más tolerante no solo (hacia) Tíbet, sino también hacia Xinjiang”.
 
Taiwán, la democrática isla que Beijing reclama como propia, puede ser el modelo de reconciliación con el Tíbet.
 
 “Cada generación de líderes chinos debe resolver problemas dejados por la previa generación” dijo una fuente con lazos con la dirigencia.
 
 “Para Hu, fue Taiwán”, agregó la fuente, refiriéndose a las paces que Hu hizo con la isla después que su predecesor, Jiang Zemin, la amenazará con juegos de guerra en el período previo a sus primeras elecciones presidenciales directas en 1996.
 
 “Para Xi, es Tíbet” dijo la fuente.
 
Preguntado sobre si Xi podría cambiar de táctica en Tíbet, un funcionario retirado del Partido que trabajó en Tíbet dijo: “Tiene que haber un nuevo pensamiento…  él (Xi) seguramente es consciente de los problemas”.
 
 “Más y más gasto del gobierno, más y más seguridad, no va a comprar una estabilidad duradera en Tíbet” dijo el funcionario, refiriéndose a la lluvia de billones de yuan vertida por China para desarrollar al Tíbet, incluso inaugurando un ferrocarril en 2006 uniéndolo con el resto de China, y la represión a raíz de los disturbios.
 
 “Las políticas de gran presión no pueden continuar para siempre” dijo el funcionario, pidiendo no ser identificado y agregando que esas eran sus opiniones personales.
 
Juego escondido
 
Xi ha jugado sus cartas cerca de su pecho y poco es conocido públicamente sobre sus políticas. Como Hu, él no será un hombre políticamente fuerte, y tendrá que gobernar por consenso como el primero entre los iguales.
 
Si Hu permanece como jefe militar, Hu continuará prevaleciendo sobre las políticas más importantes, pero es poco probable que se oponga a la distensión.
 
 “Hu no será un obstáculo para cualquier movida de reconciliación” dijo una segunda fuente con lazos con la dirigencia.
 
Inicialmente, Hu buscó compensar su decisión de aplastar los disturbios en Tíbet en 1989, emitiendo un decreto para “proteger la cultura tibetana” a principios de los 2000, pero quedó desconcertado cuando el Dalai Lama acusó a China de “genocidio cultural”.
 
China ha defendido su gobierno de puño de hierro en el Tíbet, diciendo que la región sufría de terrible pobreza, brutal explotación de siervos y hambruna económica hasta 1950 cuando las tropas comunistas la “liberaron pacíficamente”  e introdujeron “reformas democráticas” en 1959.
 
Las tensiones sobre la cuestión están en su nivel más alto, después de la ola de protestas e autoinmolaciones de tibetanos activistas, que ha llevado a una intensificación de la campaña de seguridad. Cincuenta y un tibetanos se han prendido fuego desde 2009.
 
En la eventualidad de que el Dalai Lama muriera en el exilio, se podría radicalizar la juventud tibetana que ha clamado por la independencia y que está frustrada con su enfoque de la “vía del medio” que defiende la autonomía dentro de China.
 
Podría crearse un punto de encuentro para los tibetanos descontentos con el gobierno comunista y dejar un vacío de liderazgo desestabilizador.
 
“Ellos (el gobierno chino) esperan que el problema político del Tíbet pueda ser básicamente resuelto una vez que el Dalai Lama muera” dijo Wang Lixiong, escritor y experto en Tíbet, quien se ha reunido con el Dalai Lama varias veces.
 
En cambio, Wang agregó, “la muerte del Dalai Lama podría desencadenar masivas protestas y disturbios”.
 
 “Corazones normales”
 
El estallido de los disturbios en 2008 ante las Olimpíadas de Beijing y la subsecuente represión, la que a su vez desencadenó las autoinmolaciones, puede haber impedido que Hu llevara a cabo cualquier cambio en la política de línea dura en Tíbet.
 
Al tiempo de los disturbios, Xi comentó: “Deberíamos tener corazones normales”, un comentario que estuvo en marcado contraste con los insultos que llovieron sobre el Dalai Lama por parte del entonces jefe del Partido Comunista de la región, Zhang Qingli, quien llamó al ganador del Premio Nobel de la Paz “un chacal en hábitos de monje budista” con “cara de humano y corazón de bestia”.
Zhang no estaba solo. Muchos funcionarios del Partido y del gobierno y militares y muchos chinos comunes estaban convencidos que los disturbios de 2008 eran un complot de Occidente para demonizar a Beijing antes de los Juegos y tratar de separar el Tíbet de China.
 
Pero los ánimos parecen haberse enfriado un poco.
 
Hu está maniobrando para promover a uno de sus más cercanos aliados –el jefe del Partido de Mongolia Interior, Hu Chunhua, quien habla tibetano, una rareza entre los funcionarios chinos- al santuario interior del Partido, dijeron dos fuentes independientes, en un intento de retener influencia después de su retiro. Los dos Hu, no están emparentados.
 
En una señal de que el Partido a veces podría estar dispuesto a revertir las malas decisiones o políticas, está el haberse echado atrás después que intelectuales liberales lo criticaron violentamente por forzar a los monasterios a colgar retratos de Mao y otros líderes. Los funcionarios locales ahora dicen que esto es voluntario.
 
Xi puede tener más para ganar que para perder de la reanudación de conversaciones con los enviados del Dalai Lama, pero esto podría no pasar pronto.
 
 “Ellos probablemente darán pequeños pasos. No pueden dar grandes pasos”, dijo Lin, el académico residente en Taiwán.
 
Muchos desafíos por delante.
 
 “El proceso de diálogo podría empezar otra vez en cualquier punto, no sabemos. No deberíamos descartarlo aunque parece muy negativo en el momento” dijo Robbie Barnett, un tibetólogo de la Universidad de Columbia, en una entrevista telefónica.
 
 “Él puede tener que probar que es muy duro… entonces esto podría ser bastante difícil para Xi. Podría arriesgarse a duros ataques de los de línea dura. Es bastante complicado para él”.
Pero Robert Lawrence Kuhn, autor de “Como Piensan los Líderes de China”, fue más optimista.
 
 “Él es muy práctico, pragmático, una persona con los pies bien en la tierra” dijo Kuhn quien se reunió con Xi media docena de veces”. “No creo que él tenga un sentido exagerado de su propia persona, lo que para mí es muy importante. La gente puede reunirse a su alrededor”.
 
El Dalai Lama ha dicho que él espera que Xi conducirá un enfoque “realista” y más abierto sobre Tíbet, en la misma medida que Deng Xiaoping introdujo reformas de mercado a fines de la década de 1970 que llevaron a China del retraso a potencia económica. 
 
Después de más de 50 años de confrontación con Beijing, el Dalai Lama es cauteloso pero optimista.
 
 “No puedo decirlo en forma definitiva, pero según muchos amigos chinos, ellos dicen que el nuevo y entrante liderazgo chino parece más indulgente” dijo en una entrevista en su sala de audiencias que está decorada con pinturas budistas y el busto de Mahatma Gandhi.
 
Dijo que había habido un flujo de visitantes a Dharamsala desde China, entre ellos personas que le habían dicho que ellos tenían conexiones con altos líderes del Partido Comunista. “Estas son señales muy, muy estimulantes”, dijo. “Conversaciones no formales, pero hay una suerte de señales entre los funcionarios o altos funcionarios chinos”.
 
Los tibetanos exilados ven otras pequeñas señales de que Xi podría tomar una línea más suave en Tíbet, su esposa es budista, y Xi fue adelante en su camino en 2006, cuando era jefe del Partido en la provincia de Zhejiang, para recibir el primer Foro Budista Mundial en la capital provincial.
 
Un montón de cables de diplomáticos de Estados Unidos obtenidos y publicados por WikiLeaks el pasado año, decían que el Dalai Lama tenía “gran afecto” por Xi padre, y que Xi hijo estuvo bastante prendado con el misticismo budista en momentos más tempranos de su carrera.
 
En Julio de este año, Xi visitó Tíbet y se comprometió a reprimir a la separatista “camarilla del Dalai” y “aplastar completamente cualquier complot para destruir la estabilidad en Tíbet y poner en riesgo la unidad nacional”.
 
Pero un diplomático occidental en Beijing advirtió que este era un lenguaje estándar y que no debería ser interpretado como de línea dura. “Nadie gana premios por decir que el Dalai está bien” dijo.
 
Pero muchos exilados son escépticos.
 
 “No espero que Xi hijo sea como su padre porque él está enfrentando una situación completamente diferente, pero espero que pueda ser diferente (de Hu Jintao)” dijo Khedroob Thondup, un sobrino del Dalai Lama que visitó China más de 10 veces con su padre, Gyalo Thondup, como un enviado no oficial del Dalai Lama.
 
Otro sobrino, Tenzin Taklha, que es también secretario del Dalai Lama, dijo: “Incluso si esto sucede, no será sustancial, solo para mostrar al mundo que la puerta está abierta otra vez”. 
 
El Dalai Lama, tampoco se ha convencido de que Beijing suavizará su postura en el Tíbet, incluso si Xi resulta tener la misma inclinación moderadora de su padre, y dice que los reformadores políticos a veces no duran mucho en el Partido Comunista.
 
 “Estas personas realistas a veces viven una vida muy corta”.-
 
 (Informe adicional de John Chalmers en Dharamsala y Chris Buckley en Beijing; editado por Raju Gopalakrishnan y Mark Bendeich)

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